domingo, 30 de enero de 2011

¡Te pillé!

     En la fotografía de la naturaleza, creo que sólo hay un factor que resulte más influyente que el equipo o la pericia del fotógrafo. Para mí, hasta ahora, este factor ha sido la suerte, estar en el sitio adecuado en el momento adecuado. También es verdad que en muchos casos, la suerte se puede suplir con información y un buen trabajo de campo previo.
     Ayer por la mañana, todo lo anterior se puso de manifiesto. Tenemos localizada una liebre en el pinar que usa varias "camas", y una de ellas es especialmente llamativa, pues se encuentra dentro de un círculo formado por un seto de romeros. Esto sería el trabajo de campo previo.
     Además, teníamos la información: mi suegro la había visto encamada en ese lugar hacía solo unos minutos. Y por último, tuvimos la suerte, ya que el pobre animal no se había movido del sitio. Lo de la pericia del fotógrafo, mejor lo dejamos para otra vez...

Liebre ibérica (Lepus granatensis)
     Con todo lo explicado anteriormente, solo necesité acercarme al lugar muy despacio y dando un gran rodeo. En cuanto tuve localizada visualmente a la liebre caminé hacia ella sin mirarla, para que pensase que su mimetismo era perfecto y no la había detectado. Cuando estuve a una distancia prudencial, que no la hiciese huir, saqué una andanada de fotos y este es el resultado.

viernes, 28 de enero de 2011

A ras de suelo

     Después de las lluvias de este invierno, el suelo del pinar aparecía totalmente cubierto de musgos y líquenes, rebosante de humedad. Esa misma humedad y el frío reinante hacían que no resultase muy agradable tumbarse en el suelo, pero la ocasión lo merecía.




     Sin embargo, una sola semana de heladas y ausencia de lluvias, ha hecho que todo se vuelva a secar. El suelo, cubierto de acículas, cruje nuevamente bajo los pies y musgos y líquenes parecen haberse retraído o símplemente desaparecido. Ahora es mucho más complicado encontrar motivos que fotografiar, pero buscando cuidadosamente, todavía se pueden encontrar algunas "trompetillas".




     Entre la capa de acículas del suelo, también pueden verse ya algunas plántulas de pino que no parecen haber elegido el mejor momento para germinar.

jueves, 20 de enero de 2011

Marismas de Oyambre

     A finales de junio del año pasado nos acercamos una tarde a Oyambre, en Cantabria, para dar una vuelta por la zona de la desembocadura del río Capitán, con la esperanza de encontrar algo interesante. La tarde estaba neblinosa y la luz no era demasiado buena, aún así pudimos observar varias decenas de gaviotas reidoras, gaviotas patiamarillas, garza real, garceta común y ánade azulón. Fuera del agua, hacia el monte, vimos arrendajos, chochín y curruca capirotada.


     Ya de vuelta hacia Asturias, algo más arriba en el río Capitán, pudimos disfrutar un buen rato de este cisne vulgar, junto con sus cuatro crías. La presencia de esta especie como invernante en la península ibérica no es rara aunque su reproducción, a pesar de ser cada vez más común, es todavía escasa. 

Cisne vulgar (Cygnus olor)


miércoles, 12 de enero de 2011

Extremadura en Navidades

     Generalmente no regreso a Extremadura tanto como quisiera. Además, suelo dedicar el tiempo a visitar a la familia y, al final, apenas tengo tiempo para salir a pajarear o a hacer fotos.
     Sin embargo, estas Navidades he podido aprovechar más y he intentado salir, aunque fuese por los alrededores de Don Benito, donde pueden encontrarse más cosas de las que uno espera.


Puente de Medellín


     En Medellín estuve dando una vuelta para ver la crecida del río Guadiana. Ya en esos días había aumentado mucho su caudal, aunque supongo que ahora, con todos los embalses soltando agua, estará aún más crecido. La luz ya era escasa, pero aún así pude sacar alguna fotos, como las del molino totalmente rodeado de agua.
     En cuanto a bichos, la cosa estaba tranquila, con azulones, cucharas, gallinetas y poco más. Tampoco estaba el río como para dejarse ver. En las orillas, mosquiteros, buitrones y un par de currucas capirotadas, junto con un andarríos, fueron lo más destacado.


Molino de Lozano (Medellín)

     Al día siguiente, con muchísimo viento y bastante frío, quise llevar a mis padres a conocer el Parque Periurbano "Dehesa de Moheda Alta" en Navalvillar de Pela. Como también se nos hizo tarde y el tiempo estaba muy poco agradable, poco más hicimos que ver el centro de interpretación.


Rastrojos al norte de Moheda Alta (Navalvillar de Pela)


     El pequeño paseo que dimos por la zona de los observatorios y los rastrojos donde se suplementa alimentación para las aves nos permitió ver cientos de grullas, ánsares comunes y algún elanio azul. Con el mal tiempo ni siquiera tuve ganas de sacar el telescopio del coche para observar más detenidamente los grupos de ánsares para buscar alguna cosa rara como las barnaclas cariblancas y canadienses o los moritos comunes que se vieron en la zona por esas fechas.



Grupo de grullas con las Villuercas de fondo (Dehesa Moheda Alta)


     El día de Nochebuena, junto con unos amigos, nos dimos un paseo por el Monte las Rúas en Garciaz.



Castaños

     Al ir en grupo y con la idea de pasear más que de ver pájaros, la visita no resultó todo lo fructífera que se podría esperar de una zona tan diversa, con dehesas, monte mediterráneo cerrado, pinares, robledales y castañares. Además de disfrutar del paisaje pudimos ver bastantes páridos, zorzales, buitres leonados, milanos reales, roquero solitario...


Pico Villuercas

     Después de muchas fotos a mitos, petirrojos y otros pajarillos, la que mejor quedó fue esta curruca rabilarga que parecía estar esperándonos, justo cuando nos subíamos en el coche para volver a casa. Una pena que estuviese a contraluz...



Curruca rabilarga (Sylvia undata)


      Esa misma tarde, para terminar de "matar el gusanillo" nos acercamos a los rastrojos de regadío que hay por la zona norte de Don Benito, hacia Casar de Miajadas. Es una zona bastante entretenida para ver grullas y limícolas y no nos decepcionó. Además de los cientos de grullas que ya esperábamos, había gaviotas reidoras y sombrías, chorlitos dorados, avefrías, correlimos comunes y un grupo de al menos 15 zarapitos reales que nos tuvo pegados al telescopio hasta los últimos segundos de luz.


Grullas con la Sierra de Santa Cruz al fondo


domingo, 2 de enero de 2011

Lago Lèman (Suiza)

     Para seguir combatiendo el frío invernal y la falta de oportunidades para obtener buenas fotos, aprovecho para subir algunas que pude hacer durante el mes de agosto en el lago Lèman, en Ginebra (Suiza).



Ardilla
  
     Aquí los animales parecían más confiados, no sé si por estar acostumbrados a la presencia humana o porque saben que no hay cazadores y que la gente es mucho más respetuosa con la naturaleza.
     Este correlimos común, aún con plumaje nupcial, me dió la oportunidad de pasar un buen rato observándolo y fotografiándolo apenas a dos metros de distancia. Después de las tardes que pasé la anterior primavera, cerca de casa, viendo a esta y otras limícolas sólo a través del telescopio y bastante lejos, no me podía creer la suerte que tenía. Además de este ejemplar adulto también pude observar, a igual distancia, un individuo juvenil.



Correlimos común (Calidris alpina)
  
      Las fochas eran muy numerosas y parecían semi-domésticas, pues no mostraban temor alguno por las personas. Muchas estaban anilladas y formaban grupos con cisnes comunes, anátidas e incluso alguna serreta capuchona (Mergus cucullatus). Las fotos de estas últimas no merecieron la pena y eso que, a pesar de ser "domésticas", eran muy interesantes por ser una especie rara de forma natural en Europa.



Focha común (Fulica atra)
  
     Las gaviotas reidoras, ya mudando a plumaje invernal, eran muy abundantes y se mezclaban con grandes grupos de charranes comunes que ocupaban las zonas de rocas.



Gaviota reidora (Larus ridibundus)
        También eran comunes los azulones, aún con plumaje de eclipse, que se mostraban tranquilos y confiados, dejándose fotografiar sin problemas.



Ánade azulón (Anas platyrhynchos)
  
     Una pena no haber tenido más tiempo para seguir recorriendo las orillas del lago, y salir a zonas más  alejadas de la ciudad de Ginebra, pues todas estas fotos se hicieron en un paseo de menos de dos horas. Además hubiese estado bien tener los prismáticos o el telescopio a mano, pero el viaje tenía otros motivos y no había tiempo para más.