Me gustan las playas en invierno. O, al menos, cuando no tienen gente paseando, bañistas, perros descontrolados, surferos, etc. Sé que todos tenemos el mismo derecho a hacer uso de las playas y que yo, seguramente, molesto tanto como los demás. Pero no puedo evitarlo, me gustan las playas cuando no hay nadie y, como consecuencia, son las aves las que toman posesión de la arena.
Ahora, mientras soporto lo más crudo del estío en la meseta, la única forma que tengo de volver a esas playas, que seguro estarán abarrotadas, es a través de las fotos de los meses pasados. Son fotos sacadas "al salto", mientras tengo un ojo en los pájaros y, a la vez, paseo con mi familia.
La playa que más habitualmente visito es la de La Franca, en Ribadedeva (Asturias) y, bien por su tamaño o por la constante presencia de gente no suele tener nada interesante en la arena, salvo algunas gaviotas. Por eso me sorprendió encontrarme con un par de chorlitejos grandes que aprovechaban para hacer un descanso en su migración. Se les veía cansados, apenas se movían y no intentaban alimentarse. Además, de vez en cuando, aprovechaban para tumbarse. Me mantuve a una distancia prudencial, sacando las fotos con el zoom máximo que permite mi cámara. Enseguida nos alejamos, dirigiéndonos hacia el otro extremo de la playa y allí quedaron, supongo que reponiendo fuerzas para continuar su viaje. Durante todo el tiempo que permanecimos en la playa no pude evitar mirar de vez en cuando hacia aquella zona, deseando que ninguno de los pocos paseantes que había se acercase demasiado como para interrumpir su descanso...
Chorlitejo grande (Charadrius hiaticula) |
Otra playa muy interesante cuando no hay mucha gente es la de Oyambre, en Cantabria. En esta ocasión había bastantes paseantes, pero estaban concentrados en una zona concreta de la playa y el resto permanecía totalmente tranquilo. Los perros que acompañaban a estos paseantes estaban demasiado ocupados persiguiendo a las escasas gaviotas que se atrevían a posarse en la arena y un buen grupo de correlimos tridáctilos y correlimos comunes pasaban desapercibidos para todos. Sus carreras y vuelos, a muy escasa distancia de donde yo me encontraba, me hicieron disfrutar de lo lindo.
Correlimos tridáctilo (Calidris alba) |
Volviendo a la playa de La Franca y ya con sus visitantes habituales, la tranquilidad me permite fijarme en los detalles y puedo romperme la cabeza con algunos ejemplares que, para alguien con más dudas que certezas, como yo, resultan ser un entretenimiento de primer orden. Esta gaviota sombría, por ejemplo, llamaba poderosamente la atención entre las de su especie. El color más oscuro de su manto, las patas más cortas y su aspecto alargado me recordó a la subespecie intermedius. Sin embargo, mi falta de experiencia hace que, aún hoy, mirando las fotos siga sin tener claro si es un ejemplar de la más común subespecie graellsii o se si podría considerar del tipo intermedius.
Gaviota sombría (Larus fuscus) |
Ese mismo día, otra gaviota llamó mi atención. Quizás, para un experto, no tenga nada especial, pero a mi me resultó curioso su pequeño tamaño en comparación con otras gaviotas sombrías y patiamarillas que había en la playa. El pico también me parecía más corto y menos grueso. Se mantenía alejada del resto de gaviotas y no pude hacer ninguna foto comparativa ni en vuelo. Sin embargo, la inesperada aparición de un grupo de paseantes me privó de seguir estudiándola en vivo.
Gaviota sombría? (Larus fuscus?) |
Mientras pueda, seguiré acercándome a las playas cuando no haya gente, a disfrutar de las aves que identifico rápidamente y de las que me dan más quebraderos de cabeza. A imaginar cómo podrían ser esas playas si las personas dejásemos un poco más de espacio para las aves en lugar de invadirlo todo...