domingo, 23 de noviembre de 2014

Dos chorlitos y un cabeza de chorlito

     Conducía por un camino embarrado e iba más pendiente del coche que de otra cosa. De repente, dos siluetas afiladas se cruzaron justo delante de mí, gritando "puu, puu". Paré inmediatamente y me quedé mirando su vuelo a ver si les veía posarse. Lo hicieron en un campo de cereal, a cierta distancia de donde yo había parado. Con los prismáticos, y a contraluz, no distinguía bien los detalles y solo se me ocurrió pensar en chorlitos carambolos (Charadrius morinellus). ¿Qué otra especie de limícola podría aparecer en una zona agrícola, inmensa y sin agua por ningún lado? Ni se me pasó por la cabeza nada más común...

     Bajé del coche e intenté acercarme, dando un gran rodeo para que el sol quedase a mi espalda. Sorprendentemente, no se asustaban y seguían alimentándose a pesar de que yo estaba cada vez más cerca. Mis nervios iban en aumento, pues por mi cabeza solo pasaba una idea: los chorlitos carambolos pueden llegar a ser bastante confiados. 

     Finalmente, la realidad se impuso y, cuando estaba tan cerca de ellos como nunca lo he estado de esta especie, pude comprobar que se trataba de dos chorlitos dorados (Pluvialis apricaria). Al final, como siempre, la respuesta más sencilla suele ser la acertada y no hace falta complicarse tanto. Eso sí, es imprescindible comprobarlo y más si se puede disfrutar de una especie que, no por común deja de ser interesante, sobre todo por la belleza de su plumaje a corta distancia.


Chorlito dorado europeo (Pluvialis apricaria)

Chorlito dorado europeo (Pluvialis apricaria)

     Si no hubiese sido por un milano real que los asustó, me hubiese quedado allí disfrutando de ellos mucho más tiempo, viendo cómo se alimentaban tan tranquilos, ignorándome. Parecía que, allí de donde provengan, no hubiese mucha gente para molestarles...