miércoles, 24 de junio de 2015

Londres (2ª parte)

     En esta segunda entrada sobre Londres solamente mostraré una serie de fotografías obtenidas en los parques de la ciudad o en los alrededores del río Támesis. Como dije en la anterior, Londres tiene muchos parques, y la mayoría de ellos cuentan con uno o varios lagos o estanques. Estas pequeñas masas de agua atraen poderosamente a las aves y se usan como áreas de alimentación, descanso o incluso cría, por algunas especies plenamente salvajes, como las siguientes:

Cormorán grande (Phalacrocorax carbo)
                                      
Garza real (Ardea cinerea)

Somormujo lavanco (Podiceps cristatus)

Focha común (Fulica atra)

Gallineta (Gallinula chloropus)

Gaviota argéntea (Larus argentatus)

Gaviota sombría (Larus fuscus)

      Por otro lado tenemos a las anátidas, que son "otro cantar". En su mayor parte, los gansos y patos que se ven en los parques de la ciudad son especies alóctonas introducidas deliberadamente, aunque también hay ejemplares totalmente silvestres que los utilizan con normalidad. En cualquier caso, las especies introducidas están tan bien adaptadas, que muchas de ellas crían habitualmente en la ciudad, como es el caso de las barnaclas canadienses, de las que pude ver nidos en barcos abandonados en el río, en estanques e incluso en plena calle.
     Como dije en la anterior entrada, la mayor parte de estas anátidas introducidas no están anilladas y vuelan perfectamente, por lo que nada les impide salir de la ciudad y dejarse ver en alguna de las numerosas reservas de aves acuáticas que hay en el Reino Unido, haciendo las delicias de los twitchers. De todos modos, esto es solo una opinión personal que no está contrastada...
       Ahí van algunas de las fotos que pude sacar:

Barnacla canadiense (Branta canadensis)

Ganso del Nilo (Alopochen aegyptiaca)

Ganso hawaiano (Branta sandvicensis)

Pato colorado (Netta rufina)

Pato mandarín (Aix galericulata)

Porrón europeo (Aythya ferina)

Porrón moñudo (Aythya fuligula)

Ánsar careto chico (Anser erythropus)

Ánsar nival (Anser caerulescens)

viernes, 1 de mayo de 2015

Londres (1ª parte)

La semana pasada he estado en Londres, de visita familiar. Aunque se trata de la mayor ciudad y área urbana de toda la Unión Europea, no he perdido la oportunidad de atender a los pájaros, como siempre…
Londres cuenta con multitud de parques enormes, y por todas partes hay árboles, setos y pequeñas zonas verdes. Además, al contrario de lo que yo esperaba, hay grandes zonas ocupadas por casas bajas, con jardín, que se asemejan más a una zona rural que a una gran metrópolis.

Durante los cinco días que he pasado allí he conseguido identificar 50 especies, sin llegar a sacar los prismáticos. Hay que reconocer que muchas de ellas, sobre todo las anátidas, son especies introducidas que se mantienen de forma “artificial” en los parques. Sin embargo, algunas de éstas están claramente asilvestradas y crían de forma habitual en la ciudad. Muchos de estos ejemplares no portan anillas y, además, vuelan perfectamente, lo que me ha dado mucho que pensar respecto a la procedencia de algunas de las rarezas que se observan en las islas británicas.

Una de las cosas que siempre me ha llamado la atención del Reino Unido, en relación con la naturaleza, es el gran interés que muestran por ella. Aquí podemos presumir de un medio natural mucho menos transformado, pero nuestra sensibilidad ambiental deja mucho que desear. Solo hay que comparar el número de británicos que pertenecen a alguna asociación naturalista (y la gran cantidad de ellas que hay) o la presencia de lo ambiental en los medios de comunicación generalistas, con el triste panorama que hay en España. 

Aquí un ejemplo de librería, "La Gaviota Negra", que por cierto no tenía ni un libro sobre aves, y un recorte de periódico, lo encontré en dos diarios distintos, con la noticia de la presencia de una Limosa haemastica en el suroeste de Inglaterra.





          Aquí va la lista completa de especies observadas:
Accipiter nisus, Aegithalos caudatus, Aix galericulata, Alopochen aegyptiaca, Anas platyrhynchos, Anser anser, Anser caerulescens, Anser erythropus, Ardea cinerea, Aythya ferina, Aythya fuligula, Branta canadensis, Branta ruficollis, Branta sandvicensis, Buteo buteo, Columba oenas, Columba palumbus, Corvus corone, Corvus frugilegus, Corvus monedula, Cyanistes caeruleus, Cygnus olor, Erithacus rubecula, Falco peregrinus, Falco tinnunculus, Fringilla coelebs, Fulica atra, Gallinula chloropus, Garrulus glandarius, Hirundo rustica, Larus argentatus, Larus canus, Larus fuscus, Motacilla alba, Motacilla cinerea, Netta rufina, Parus major, Passer domesticus, Periparus ater, Phalacrocorax carbo, Phasianus colchicus, Pica pica, Podiceps cristatus, Prunella modularis, Psittacula krameri, Streptopelia decaocto, Sturnus vulgaris, Tadorna tadorna, Turdus merula y Turdus viscivorus.

Entre las especies más comunes se contaban los petirrojos (Erithacus rubecula), aunque ninguno se dejó fotografiar, los acentores (Prunella modularis), mirlos comunes (Turdus merula), cotorras de Kramer (Psittacula krameri), palomas torcaz (Columba palumbus) y zurita (Columba oenas) y las omnipresentes ardillas (Sciurus carolinensis). Esta última especie, introducida desde norteamérica, es una especie invasora, que ha desplazado a la nativa ardilla roja (Sciurus vulgaris) en gran parte del Reino Unido.

Las siguientes fotos están tomadas en plena calle, en lugares que apenas tenían unos árboles, un seto, un pequeño jardín...

Prunella modularis

Psittacula krameri

Turdus merula

Columba oenas

Sciurus carolinensis

         Sin embargo, a esta gran variedad de especies en un medio tan humanizado, le encontré algunos peros. ¿Dónde están los gorriones comunes, golondrinas, aviones, vencejos y otras especies que pueblan nuestras ciudades? Sólo conseguí ver un gorrión en todo el viaje, y seis golondrinas. Del declive de los primeros ya había leído algo en artículos científicos, que hablan de su casi total desaparición en las grandes ciudades europeas, pero no me esperaba la falta de los demás, que me parecieron comunes en un viaje que hice hace unos años a Escocia.

jueves, 2 de abril de 2015

La sangría de las carreteras

     A principios de año me plantee recopilar todos los datos de atropellos de fauna que me encontrase en mis desplazamientos diarios. Tenía pensado hacer una entrada en el blog cuando el año terminase, analizando los datos e intentando dar unos resultados. Sin embargo, al poco tiempo de empezar, el volumen de datos que se iba generando me empujó a pensar en hacerlo de forma trimestral, pues como reza el título de la entrada, las carreteras son una auténtica sangría.

     En estos tres meses he recorrido unos 7.000 km por las carreteras de la provincia de Zamora, de los cuales, algo más de 5.000 han sido por autovía. Durante estos trayectos he anotado un total de 63 animales atropellados, lo que hace una media de casi 1 muerte por cada 100 km recorridos. Visto así, no parece mucho, pero es que esto es sólo lo que yo recopilo. Hay cientos de kilómetros de vías por las que no transito y cientos de animales que mueren atropellados sin que nadie les preste la menor atención. Es más, el trayecto que realizo de forma diaria, de casa al trabajo y viceversa, por la autovía A-11, que aporta los más de 5.000 km de autovía recorridos, cuenta con los siguientes inconvenientes:
- Durante el invierno, la mitad de los kilómetros, los que hago de casa al trabajo, los realizo de noche, con lo cual hay animales atropellados que no consigo ver o, en el caso de verlos, me cuesta identificar muchos de ellos.
- El regreso a casa lo realizo con luz solar pero, al tratarse de una autovía, hay una cuadrilla de conservación de carreteras que, en entre otros cometidos, se encarga de retirar de la calzada los animales atropellados. Por este motivo, el número de observaciones que hago en el trayecto de vuelta es mucho menor. En muchas ocasiones, los rastros de sangre sobre el asfalto y la ausencia del cadáver corroboran que la citada cuadrilla ha realizado su trabajo.

Culebra bastarda
      La lista de especies identificadas es la siguiente:
- Alectoris rufa
- Carduelis carduelis
- Erinaceus europaeus
- Lepus granatensis
- Oryctolagus cuniculus
- Passer domesticus
- Rattus sp.
- Vulpes vulpes
- Tyto alba
- Gato doméstico

     Por último, también hay unas categorías genéricas para mamíferos, aves y reptiles indeterminados, es decir, los que no soy capaz de identificar.

     Entre los datos obtenidos, el grupo con mayor número de muertes por atropello sería el de los mamíferos, dentro de los que destacan el conejo, con 17 observaciones y la liebre, con 13. Por detrás de los mamíferos estarían las aves, siendo la especie más afectada la lechuza común, con 6 observaciones.

Turón común

     Tras varios años realizando diariamente los mismos trayectos, la experiencia me dice que este trimestre he recopilado pocos datos y que, por desgracia, esto irá a peor conforme avance el año, sobre todo por la mayor capacidad de detección que me irá dando el mayor número de horas de luz. Sirvan como ejemplo los 72 animales atropellados que contabilicé el año pasado, solo entre mediados de julio y finales de agosto...

     Aunque parezca raro, sé que no soy el único que se dedica a realizar este tipo de macabras recopilaciones, pues hay más gente haciendo estudios serios sobre el tema, para luego poder poner sobre la mesa de las administraciones datos que les obliguen a tomar medidas en el asunto. Hay especies emblemáticas, como el lince, que se ven muy afectadas por los atropellos y está en manos de los gobiernos y de los conductores reducir el impacto que tienen nuestras vías de comunicación sobre la fauna salvaje: una mejor planificación de las carreteras, de los pasos de fauna, de los cerramientos, así como una mayor responsabilidad individual a la hora de conducir, deberían ir reduciendo poco a poco esta sangría, pues si pudiésemos ponerle cifras totales, nos dejaría completamente helados...

*(las fotos incluidas en esta entrada proceden de mi archivo personal y fueron tomadas durante el año 2014 en carreteras zamoranas)

domingo, 4 de enero de 2015

Barnaclas carinegras en Villafáfila

     La de ayer, 3 de enero de 2015, fue una jornada de pajareo inusual por la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila. Unos amigos querían conocer las lagunas, y mi mujer y yo nos ofrecimos a hacerles de guía, para enseñarles lo más característico de las mismas.

        Empezamos muy tarde, como corresponde a una salida con tanta gente. El telescopio y los prismáticos estaban siempre copados por los niños y los no tan niños y, a pesar del respeto y el buen comportamiento que mostraron, no dejábamos de ser un grupo muy grande, que llama mucho la atención y que no ayuda a la hora de avistar aves.

        El primer lugar que visitamos fue la laguna de San Pedro, en Villarrín. Estaba totalmente congelada y solo un puñado de cercetas comunes se atrevía a mantenerse sobre el hielo. Un buen grupo de gansos, muy lejos, se quedó sin revisar, pues tocaba estar a los invitados y no tanto a los pájaros.

Cercetas comunes (Anas crecca)
        El segundo lugar que visitamos fue el observatorio de Otero de Sariegos, desde el que pudimos explicarles a nuestros amigos cómo diferenciar algunas de las especies de anátidas más sencillas, a las enormes distancias con las que siempre nos toca bregar en Villafáfila. Como así es difícil entretener a tanta tropa, nos dirigimos al Centro de Interpretación donde, por lo menos, podrían disfrutar de algunas especies mucho más cerca.

        En las lagunas del Centro destacaban, como siempre, los porrones comunes y moñudos, los zampullines y las fochas. Éstas últimas, además, nos permitieron hablarles sobre el anillamiento científico, ya que algunos de los ejemplares que se ven en las lagunas artificiales están marcadas con collares, numerados, que permiten conocer sus movimientos. En la foto que hay más abajo se ve al ejemplar Y(222).

Porrones europeos (Aythya ferina)

Fulica atra y Tachybaptus ruficollis

Porrón moñudo (Aythya fuligula) y fochas comunes
        Además de las anátidas, en las zonas más someras de la mayor de las charcas del Centro, había varios grupos de correlimos comunes que se alimentaban ajenos a los observadores.

Correlimos comunes (Calidris alpina)
        Después de la visita al Centro de Interpretación era obligado comer en el pueblo de Villafáfila. Una comida tranquila y larga que iba a dejar muy poco tiempo para la tarde. Sin embargo, eso sería lo que nos proporcionaría la mejor observación del día y, para mí, una de las más emocionantes en mucho tiempo.

        Como ya atardecía, nuestros amigos decidieron volver a Toro pero nosotros nos demoramos un rato más, volviendo otra vez al Centro de Interpretación, a comprar un peluche que le habíamos prometido a nuestro hijo. Fue en ese momento cuando recibí un mensaje, a través del grupo de Whatsapp "El Picanzo", en el que Cristian Osorio avisaba que había descubierto una barnacla carinegra en la Salina Grande. Inmediatamente nos dirigimos hacia allí, pues es una especie que no habíamos visto nunca y, verla prácticamente en casa, era una oportunidad que no se podía desperdiciar. Al momento, Cristian avisaba que las barnaclas eran dos. ¡Impresionante!

        Mientras nos acercábamos, en el coche, se veían grandes grupos de gansos que se levantaban de la Salina Grande. Esperaba que las barnaclas no se hubiesen unido a ninguno de esos grupos y que, cuando llegásemos, aún estuviesen allí. Mis nervios fueron en aumento hasta que llegamos al lugar donde estaba Cristian, que nos confirmó que allí seguían. Como otras veces, en Villafáfila, estaban muy lejos, pero con su ayuda no nos resultó difícil encontrarlas. Otra cosa era obtener una foto, aunque fuese testimonial. Entre la escasa luz, la distancia y que se dedicaban a pastar y siempre tenían la cabeza baja, todas las fotos reflejaban únicamente pequeños puntos oscuros con la parte posterior blanca. Hasta que echaron a volar... Entonces fue cuando pude obtener una de las fotos "más testimoniales" que he sacado en el blog, pero que no me puedo resistir a poner. Además, en ese momento nos dimos cuenta de que había 4 ejemplares, pues mientras las dos de la foto estaban en vuelo, Cristian seguía viendo otras dos aves posadas.

        Al final, el día que no iba a ser de pajareo serio, nos deparó una gratísima sorpresa y una observación que no olvidaremos.

Barnaclas carinegras (Branta bernicla)