sábado, 14 de septiembre de 2013

Unos días por el Norte

     Dentro de la tónica general de este verano, la semana que hemos estado de vacaciones en Asturias tampoco ha dado para mucho pajareo. Eso sí, en los pequeños ratos que he podido sacar he visto algunas cosas interesantes. Por ejemplo, he conseguido leer cuatro anillas de lectura a distancia en gaviotas: dos sombrías, una patiamarilla y un gavión.

Patiamarilla (AKS4), anillada en Asturias (G. O. Mavea) en 2007 y con dos controles en 2008, en Biarritz y Castro Urdiales, antes del mío en Unquera (Cantabria).

Sombría (7J), anillada en Holanda (R. J. Buijs) en 2012 y con bastantes controles desde entonces en la zona de anillamiento y con otros tres controles, a finales de 2012, en Alcázar de San Juan, antes del mío en Unquera (Cantabria).

Sombría (P.CCK), anillada en Holanda (K. Camphuysen) en 2006, con varios controles en su zona de anillamiento y uno en Portugal antes del mío en Castropol (Asturias).

Gavión (E20), anillado en Normandía (S. Provost) en 2009 y con tres controles en 2010 en la marisma de Lastra (Santoña) y otros tantos en la zona de anillamiento, antes del mío en Castropol (Asturias).

Gavión (Larus marinus)
    

     Además, en la ría del Eo, en Castropol, se dejaron ver bien algunas especies, lo que ayuda bastante cuando se pajarea en medio de un paseo familiar...


Espátula y gaviotas reidoras y sombrías

Correlimos gordo (Calidris canutus)

Gaviotas reidoras y zarapitos trinadores (Numenius phaeopus)

     Por último, agradecer a Antonio Gutiérrez, autor del fantástico blog Gaviotas y Anillas, la ayuda prestada para poder encontrar a los anilladores de las gaviotas observadas.

lunes, 5 de agosto de 2013

Poca cosa

     El verano "piscinero", con niño pequeño, no da para más. Los prismáticos y la cámara se aburren en sus fundas y son los propios bichos los que tienen que acercarse a mí...

Milvus migrans

Timon lepidus

Iphiclides feisthamelii

      Espero ir encontrando más tiempo para salir al campo, a disfrutar del paso post-nupcial que llega, y tener un poco menos abandonado el blog...

miércoles, 15 de mayo de 2013

Espátula anillada

Espátulas (Platalea leucorodia)
     El pasado día 1 de Mayo pude observar una espátula anillada en la Laguna de la Rosa (RN Lagunas de Villafáfila). 
     Gracias a GRUSEC (Grupo de Seguimiento de la Espátula Común) conseguí el correo del anillador y, enseguida, el breve historial del ave. No parece que este anillador sea muy pródigo con los datos pero, por lo menos, hay que agradecer la rapidez con la que contestó a mi correo.


Espátula común (Platalea leucorodia)           Wa/RYG   Anilla metálica  CA 69217
Fecha                                        Lugar                                              Observador     
07/05/2009               Besné (Loire Atlantique, F)                        Loic Marion (Anillador)
16/09/2009               Tour du Valat (Camargue, F)           
25/07/2010               Saint-Denis du Payré (Vendée, F)
01/05/2013               L. de la Rosa (Revellinos de C., S)            Manuel Rodríguez Gallego

domingo, 31 de marzo de 2013

Una entrada triste

     Hay veces que el salir a campear no depara ninguna satisfacción. Más bien al contrario... Esos días en que todo sale torcido, no los recordarás por haber visto la primera lavandera boyera del año o por haber disfrutado de los vuelos nupciales de las águilas calzadas. Esos días se recuerdan con una mezcla de pena y rabia que no te abandona en mucho tiempo.
     Hoy había que aprovechar el intervalo de buen tiempo para salir un rato al campo y nos decidimos por ir a buscar las avutardas que suelen moverse por los campos de cereal que quedan al norte de mi localidad. Es una zona bastante monótona en la que uno no espera encontrar más que algunas esteparias y, con suerte, poder disfrutar de las ruedas de los machos de avutarda en esta época. Sin embargo, una sorpresa desagradable nos esperaba en la carretera nada más comenzar el trayecto. Un búho chico (Asio otus) yacía atropellado sobre el asfalto, en una zona totalmente despejada de árboles y en un tramo con perfecta visibilidad, de una vía con poco tráfico y en la que no se puede ir muy deprisa.

Búho chico (Asio otus)
     
     Es la segunda vez que encuentro un ejemplar de esta especie atropellado en el mismo tramo de carretera. Resulta curioso porque es una zona totalmente desarbolada, lo que la hace poco propicia para este pequeño búho, de hábitos más forestales.

     Poco después nos llevaríamos la segunda sorpresa desagradable de la jornada. Tras estar un rato observando las evoluciones de los machos de avutarda, convertidos en enormes bolas algodonosas, pusimos   rumbo a casa, con las últimas luces de la tarde. En ese momento vimos, desde la carretera, un amasijo informe de color blanco y marrón que nos recordó a un ave. Con la esperanza de que fuese un bolsa de plástico, paramos a comprobarlo, encontrándonos un enorme macho de avutarda muerto en un campo de cereal. 
   
Avutarda (Otis tarda)

     Por la distancia a la que se encontraba el cadáver de la carretera, no podía tratarse de un atropello, aunque el animal mostraba signos de haber recibido un fuerte golpe. Por tanto, solo podía tratarse de una colisión con los tendidos eléctricos cercanos. 

Avutarda (Otis tarda)
     
     Mientras hacíamos las fotos que ilustran esta entrada, algunas avutardas cruzaban volando, sorteando estos mismos tendidos, moviéndose entre los distintos grupos que salpicaban los campos de cereal. Y a nosotros solo se nos ocurría la amarga pregunta de si, realmente, no se podría hacer algo más por evitar que las infraestructuras humanas sigan siendo una trampa mortal para tantas y tantas especies.

domingo, 9 de diciembre de 2012

El fantasma blanco del Duero

     Esta mañana, el Duero se desperezaba blanco, atenazado por el hielo y la niebla. Ningún ruido se imponía en la absoluta quietud, sólo los coches en la carretera cercana. 
        Nada se movía entre las ramas de los árboles salvo, de repente, el grito de una garza real asustada al encontrar su posadero ocupado. 

Garceta grande (Egretta alba)
          El fantasma blanco del Duero no se inmuta, permanece en su sitio, descansando. Ni siquiera se digna a mirar de reojo a quien, desde el camino, la observa en silencio.

Garceta grande (Egretta alba)
         Entonces, sin previo aviso, decide marcharse, internarse en la niebla y perderse lejos del río, sobre los campos helados.

Garceta grande (Egretta alba)

lunes, 12 de noviembre de 2012

La espina del falaropo

     La espina del falaropo la tenía clavada desde el año pasado cuando, por primera vez, intenté bimbar una especie y, además, la fallé estrepitosamente. Bueno, tampoco tan estrepitosamente, pero para mí fue una gran desilusión no poder disfrutar del falaropo picofino (Phalaropus lobatus) que anduvo por Villafáfila en las navidades del año pasado (ver aquí y aquí). Desde entonces, Villafáfila me ha tratado bien y, durante 2012, me ha permitido bimbar especies como el morito (Plegadis falcinellus), correlimos pectoral (Calidris melanotos), o el correlimos canelo (Tryngites subruficollis). 
     Sin embargo, la guinda de este año ha sido poder disfrutar ayer de este precioso falaropo picogrueso (Phalaropus fulicarius) en la balsa de decantación de Villafáfila, acompañado además de grandes pajareros como Cristian Osorio, Alfonso Rodrigo y Xurxo Piñeiro. Ya sé que no es la misma especie, pero me hace la misma ilusión. Ver tan cerca de casa un ave tan delicada y, por el contrario, capaz de soportar las duras condiciones del Ártico y del océano Atlántico, no tiene precio. 

Phalaropus fulicarius

     Como se puede comprobar por las fotos, es un ave muy confiada que incluso se acerca a los observadores, aunque mi escasa pericia con la cámara no le haga justicia.

Phalaropus fulicarius

     Sí, ese puntito blanco que hay al lado de Alfonso es el falaropo. Ni siquiera hacía falta acercarse pues era él quien venía hacia nuestra posición.




     Después de casi dos horas disfrutando de esta preciosidad y de la buena compañía, regresé para casa con una sonrisa de oreja a oreja. Eso sí, espero que Villafáfila nos siga dando muchas alegrías, como hasta ahora...

miércoles, 1 de agosto de 2012

NAVARRA II: Quinto Real

     En el noroeste de Navarra se encuentra el bosque de Quinto Real o Kintoa, abarcando parte de los valles pirenaicos de Baztán, Erro, Esteríbar y Alduides.
     Recordaba haber estado por allí, de paso, hace algunos años, así que durante la semana que pasamos en Pamplona en Junio, decidimos acercarnos a conocerlo.

Hayedo
     Resulta impresionante pasar de los 30 ºC de Pamplona, con un sol de justicia, a los 10 º C y llovizna que nos encontramos allí.
     A pesar de lo a gusto que nos sentimos los del secano de Castilla en estos bosques atlánticos, la tarde no se presentaba demasiado propicia para pasear con un bebé. Por tanto, nos limitamos a hacer algunas paradas en la carretera, en la zona más cercana a Francia y a sacar algunas fotos.

Rio Arga
     Así pues, Quinto Real se me resistía nuevamente y me iba a quedar con las ganas de poder pasear tranquilamente y de pajarear por la zona. No es que esperase encontrarme con el picamaderos negro o el pico dorsiblanco así a la primera, pero sí que me decepcionó la escasez de aves que se veían u oían en las paradas que hicimos. La única nota destacable fue el paso de un grupo de gaviotas patiamarillas (Larus michahellis), que seguramente procedían del Embalse de Eugi, con dirección norte. En lugar de aves forestales, marinas...

Viejo castaño trasmocho

     Justo en la cola del Embalse de Eugi hicimos otra parada, en una zona más baja donde el hayedo da paso al robledal. Allí, enormes y viejos castaños trasmochos flanqueaban el camino, viendo cómo los huecos dejados por los ejemplares que van muriendo son cubiertos por nuevos arbolillos.
     El camino por el que paseábamos dejaba ver, entre los árboles, las azules aguas del embalse e invitaba a seguirlo indefinidamente. Sin embargo, la lluvia nos devolvió una vez más al coche y a la impactante imagen de la cantera que queda en frente del lugar donde lo habíamos dejado aparcado.

Cantera al norte del Embalse de Eugi
     La imagen de la impresionante cantera nos despidió de Quinto Real, dejándonos un sabor de boca agridulce. Es la misma sensación que tengo siempre que viajo por Navarra, la contradicción entre sus increíbles paisajes y los brutales impactos que genera la actividad humana en sus actividades extractivas. Supongo que nuestra sociedad tan "avanzada" no puede vivir sin los materiales que se producen en estas canteras y que no nos queda otra que sufrirlas, pero ¿realmente no se pueden hacer las cosas de otra manera?